viernes, agosto 17, 2001


A L.·. G.·. D.·. G.·. A.·. D.·. U.·.

S.·. T.·. U.·.

V.·. M.·.

QQ.·. HH.·. Todos


HH.·. Míos, fuese un gran gusto mío expresar a grandes palabras lo que para mí ha significado pertenecer a tan IL.·. y augusta institución, pero eso se reflejará con el pasar del tiempo, siendo plasmado en mis humildes trazados.

Con referencia al pasado “día del padre”, tomaré éste espacio para la expresión personal y compartir con mi M.·. L.·. éste escrito nacido de mi humilde pensamiento.

CARTA DE UN HIJO A SU PADRE MASÓN

Padre mío: ha llegado ese momento en que ya no te cuento mis travesuras, en que los errores que cometo ya no son aventuras, sino enseñanzas; en que he de cambiar mis dibujos por libros de pesadas letras, padre, ha llegado ese momento de la vida en que dejo atrás aquellos juegos que de niño disfrutaba.

Recuerdo que de niño salías por las noches, y cuando regresabas a casa yo me encontraba dormido, tratando de luchar con el cansancio y el sueño para verte regresar, pero siempre caía rendido. Recuerdo cuando, inocentemente, jugaba con tus arreos de maestro, mal puestos, claro, pero era lo que mi mente inocente entendía en ese momento.

También recuerdo aquellas tenidas blancas, donde aquellos hombres extraños para mí, aquellos hombres que muy pocas veces veía, aquellos en quienes, algunos, que lucían sus canas como la nieve en las montañas, aquellos otros que eran más jóvenes que tú; aquellos hombres que orgullosamente los nombrabas “hermanos”.

Padre: hoy nos encontramos bajo un mismo techo, y te confieso: que no he sentido unión alguna contigo, como cuando era niño, hasta hoy, que compartimos juntos una tenida, bajo la misma madre logia. Gracias por enseñarme desde niño a llevar una vida justa. Gracias por la mano dura, por los concejos y los reclamos, pues fue así como hoy soy un hombre libre y de buenas costumbres.

Hoy, padre, ya no temo a la obscuridad, he visto una gran luz, aquella luz que viste desde joven cuando te uniste a nuestra augusta institución, una luz llena de sabiduría, la misma que de niño me inculcabas. Padre, gracias por el apoyo y las grandes palabras. Agradezco al Gran Arquitecto Del Universo por toda la sabiduría que me transmite a través de tu voz. Hoy, padre, puedo llamarte hermano, mi hermano masón.

Es cuánto V.·. M.·.

Gr.·. Or.·. de Torreón, Coah. A 22 de Junio de 2012 e.·. v.·.

R.·. L.·. S.·. Ixmachik Nº 84



Jonathan Francisco Palos Ávila A.·. M.·.