jueves, enero 12, 2012

Cartas al Diablo I

Querido Satán:

No sé por qué estoy haciendo esto, lo único que tengo claro es que… me apetece, me sale de dentro, así que vas a tener que escucharme.

Los años pasan, ¿Te das cuenta? Poco a poco, casi ni te enteras, pero un buen día te paras a pensarlo y te percatas de que ya no eres aquel niño, (¿recuerdas? ese que decía tantas tonterías); y de que las cosas se van complicando. Bueno, esto no es del todo cierto: siempre han sido difíciles, pero de niño no las entiendes y por lo tanto no te preocupan. Y entonces llega ese día y al hacer balance ves que se te han acumulado un montón de preguntas sin respuesta, de consecuencias sin causa, y de causas sin sentido. Y sabes que tienes que seguir creciendo con todo eso, porque es evidente que no vas a encontrar las soluciones a esos cabos sueltos, y tampoco te las va a decir nadie. (Probablemente porque no existen). Y así es como llegamos a un punto en que ésta cosa redonda que flota en el espacio, se encuentra de pronto llena de gente a la que parece importarle una mierda que nos estemos matando unos a otros, que otros miembros de la especie no tengan ni para malvivir o que estemos royendo poco a poco el mismo suelo que nos aguanta.

Por eso creo que Dios ha muerto.

Pero a alguien habrá que echarle la culpa, así que yo me he decidido por volcar mi odio sobre el resto de su obscena creación. Sí, creación con minúsculas, porque no es más que una pequeña ‘chapuza’ a la que dio cuerda para luego olvidarse de ella mientras él se sentaba a agonizar.

Odio, luego existo; odio a los responsables de mi existencia; y a todos los que se atreven a crear más máquinas de sufrir; y odio a todo lo creado, incluidos tú y yo. ¿O es qué creías estar por encima de toda esta mierda? Tú, al igual que yo, no eres nada por ti mismo, y eso, querido Satán, es lo que nos corroe por dentro. ¿No es verdad? Claro que sí.

Espero que te haya agradado que alguien se haya acordado de ti en serio, sin tanta ‘chorrada’ de película barata, pero por hoy esto se ha acabado. Ya volveré a contarte más cosas, después de todo somos almas gemelas.

Hasta pronto.

Caín.